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Pasos de la rutina coreana

¿En qué consiste la rutina de belleza coreana?

La rutina de belleza coreana es una rutina de belleza que consta de diez pasos. En cada uno de ellos se usa un producto con funciones diferentes y específicas para, en conjunto, cubrir todas las necesidades de tu piel.


La clave de esta rutina es el “layering” o efecto “capa sobre capa”, es decir, ir aplicando productos de manera consecutiva, empezando por los de consistencia más ligera y terminando por el de consistencia más densa.


Estos diez pasos son una guía orientativa. Si lo prefieres, puedes adaptar esta rutina a tus prioridades, a tu ritmo de vida, al momento del día, la estación del año o a las necesidades de tu piel en cada momento.


Sin embargo, debes tener en cuenta que hay pasos básicos de esta rutina que no deberías saltarte nunca y otros que no es necesario que apliques a diario.

Pasos de la rutina coreana

Para empezar, debes limpiar tu piel ya que, te maquilles o no, es fundamental. No hacerlo es como perfumarse o usar desodorante sin pasar primero por la ducha.

Como verás a continuación, la limpieza consta de dos pasos y cada uno de ellos se encarga de eliminar un tipo de residuo diferente.

PRIMER PASO: LIMPIADOR A BASE DE ACEITE

Su función principal es la de desmaquillarnos. Arrastrará incluso la máscara de pestañas más resistente o los restos de protector solar. También liberará de grasa nuestra piel, por lo que, además de limpiar de suciedad la superficie elimina el sebo de los poros.


No tengas miedo a usarlos aunque tengas la piel mixta/grasa o no te maquilles. La grasa atrae a la grasa, eliminando su exceso y ayudándote a controlar los brillos de forma suave y eficaz. Por el contrario, si usas productos muy astringentes, tu piel reaccionará segregando más grasa para paliar la deshidratación.

Recuerda, los limpiadores en aceite retirarán tu maquillaje, limpiarán tus poros en profundidad y mantendrán tus brillos a raya.


Aplícalo con movimientos circulares desde el centro hacia el exterior, sobre la piel seca o húmeda de tu rostro en función de lo que especifique el fabricante. Algunos limpiadores se convertirán en espuma, otros se fundirán en tu piel… La clave una vez limpiemos la piel es enjuagarla con abundante agua tibia y ya estarás list@ para el siguiente paso de limpieza.

SEGUNDO PASO: LIMPIADOR A BASE DE AGUA

Estos limpiadores son los más conocidos. Son los que producen espuma, como los jabones de toda la vida, aunque actualmente existen más formatos.

Además de terminar de eliminar los restos de maquillaje, limpiará tu rostro de aquellas impurezas de naturaleza acuosa como el sudor o restos de contaminantes.


¿Cómo se usan? Humedece la piel de tu rostro con agua templada, aplica una pequeña cantidad del producto sobre la palma de tu mano húmeda, haz espuma entre tus manos y masajea tu rostro haciendo movimientos circulares de dentro hacia afuera y enjuaga con abundante agua templada.

TERCER PASO: EXFOLIANTE

Este es uno de esos pasos que no es necesario realizar a diario. Bastará con una, dos o tres veces a la semana. Esto irá en función del tipo y necesidades de tu piel o del tiempo del que dispones… Piensa que una es mejor que ninguna. Solo has de saber escoger el tipo de exfoliante que se adapte mejor a ti.


Un exfoliante es un producto que nos ayuda a retirar las células muertas de la piel del rostro, así como de la limpieza de poros e impurezas, unificando así su textura. Ten en cuenta que a medida que las células muertas se van acumulando en tu rostro, la piel se verá menos uniforme, más opaca y los poros, al estar más obstruidos, impedirán la correcta oxigenación de la piel.


La exfoliación es como hacer una limpieza en profundidad acelerando el proceso natural de eliminación de estas células muertas.

Existen dos tipos de exfoliantes: mecánicos y químicos.

  • Los exfoliantes mecánicos: son productos en textura gel o crema que poseen pequeñas partículas, microgránulos, tipo scrub con café, sal, huesos de frutas triturados o minerales micronizados.
    Se usan realizando movimientos suaves circulares sobre la piel del rostro humedecida, (excluyendo el contorno de ojos y labios), insistiendo en las zonas más problemáticas.
    No son los más recomendables si sufres de acné o tienes la piel sensible porque lo único que conseguirás es irritar más tu piel.

  • Los exfoliantes químicos: utilizan ácidos de varios tipos, como los AHA, BHA, PHA, cada uno de ellos indicado para pieles o necesidades diferentes.

Los AHA o Alfahidroxiácidos

Son el ácido láctico, ácido glicólico (de la caña de azúcar) y enzimas vegetales de extractos de frutas (como manzana, piña, papaya, muy ricas en enzimas proteolíticas).


Trabajan en la superficie de la piel, por lo que son los más adecuados para tratar las líneas de expresión, arrugas y manchas solares.


Los AHA están más indicados en las pieles normales o secas, pero esto no quiere decir que una piel mixta no se beneficie de los AHA si se trata de una piel con arrugas o con manchas de sol.

Los BHA o Betahidroxiácidos

Están más indicados en pieles mixtas, grasas o con acné, porque penetran en los poros disolviendo la grasa, puntos negros y suciedad, ayudando a que los poros se reduzcan. El más conocido es el ácido salicílico.

Los PHA o Polihidroxiácidos

Son ácidos de última generación, y son los que están indicados para las pieles más sensibles.


Gracias a que el tamaño de sus moléculas es mayor, su capacidad de penetración es menor que la de los AHA o BHA, de manera que su acción queda relegada a la capa más superficial de la piel.


Si tienes la piel sensible, si padeces un brote activo de acné, si tu piel no tolera los AHA o los BHA, los PHA serán tus aliados a la hora de exfoliar tu rostro.

Si estás pensando en usar exfoliantes químicos, no debes tener miedo, pero sí tener una serie de precauciones.


Son fotosensibilizantes, así que es mejor que los uses en tu rutina nocturna, especialmente si estás en época estival o vas a estar mucho tiempo al aire libre.

Si decides usarlos en tu rutina matinal, los PHA son los más indicados por ser los menos fotosensibilizantes. Pero recuerda no olvidar nunca el protector solar como último paso de tu rutina facial de la mañana.


El uso de ácidos debe ser progresivo. Al principio empieza por probarlos en tu rutina nocturna una vez a la semana y, si tu piel los tolera bien, pasa a dos noches por semana, así hasta ir probando cuánto es capaz de tolerarlos tu piel.


A día de hoy hay tónicos que tienen incluidos AHA, BHA o PHA para hacer tu rutina más práctica y son una opción excelente, pero no olvides empezar a usarlos de forma progresiva.

CUARTO PASO: TÓNICO

Para mí, después de la limpieza, el tónico es uno de los pasos imprescindibles que no debes saltarte nunca.


Después de haber limpiado tu rostro, a pesar de usar productos hidratantes y de calidad, el pH de tu piel subirá. El tónico va a devolverle su Ph normal (aproximadamente 5) para que así pueda funcionar correctamente. El tónico no solo regula el pH, sino que hidratará en profundidad tu piel y ayudará a que el resto de productos puedan ser absorbidos.


Debes saber que la alteración del pH de tu piel trae consigo problemas. Si el pH es muy alto, tu piel se volverá seca y tirante. Si por el contrario, el pH es muy bajo, tu piel se irritará, enrojecerá y facilitará los brotes de acné. Por ello, el tónico es un paso imprescindible en tu rutina matinal y nocturna.


Podrás usarlo al “modo tradicional”, empapando un disco de algodón y frotando suavemente sobre tu rostro, o depositando sobre la palma de tu mano una pequeña cantidad y aplicándolo con pequeños toques sobre todo el rostro (exceptuando el contorno de los ojos).


Si quieres aportar un extra de hidratación a tu piel y dispones de tiempo para ello, anímate a usar el “Método de las 7 capas” que, como su nombre indica, consiste en aplicar siete capas consecutivas de tónico. Atrévete a probarlo e incluso a usar diferentes tónicos, los resultados son extraordinarios.

QUINTO PASO: ESENCIA

Aunque su textura es ligera, su concentración de ingredientes activos es muy alta. La esencia repara y fortalece las células de tu piel. Penetra en profundidad, aumentando la eficacia y favoreciendo la absorción de los productos que vas a usar en las posteriores fases de la rutina.


Las esencias poseen ingredientes para afrontar diferentes necesidades, como son la hidratación o la reducción de arrugas, manchas o rojeces. Elige la que más se adapte a lo que tu piel necesita en cada momento. Se usan mañana y noche y se aplican del mismo modo que haces con el tónico.

SEXTO PASO: SERUM / AMPOULE

Este es otro de los pasos para mí totalmente esenciales e imprescindibles. La concentración de ingredientes activos de los serums es muy alta y la de las ampoules aún mayor.


Podemos decir que son productos de tratamiento, ya que hay serums para cada problema o necesidad, como son la falta de brillo, poros abiertos, acné, manchas, arrugas, descolgamiento o deshidratación. Solo tienes que elegir el que necesites en cada momento.


Podrás usar uno de textura más ligera por la mañana y otro más denso por la noche, ya que las posibilidades son infinitas. Para una mayor eficacia, deberás usarlo mañana y noche.

¿Cómo usar los sérums?

Vierte unas pocas gotas directamente sobre tu rostro o sobre la palma de tu mano y distribuye de forma uniforme el sérum con suaves toques, hasta que se absorba. Así de sencillo. Su alta concentración de principios activos y la constancia harán que notes los cambios en tu piel en poco tiempo.

SÉPTIMO PASO: MASCARILLA (SHEET MASK)

Por fin llegamos al paso de las famosísimas mascarillas coreanas que se han puesto tan de moda. Actualmente, no hay marca de cosmética que se precie que no haya lanzado su propia gama de mascarillas.


Son también uno de esos pasos que no es necesario hacer a diario. Podrás usar desde una a la semana hasta una cada día, eso dependerá de ti.


Al igual que los serums, existen mascarillas para cada una de las necesidades de la piel, pero todas ellas comparten un formato común: mascarilla facial en hoja, de diversos tejidos naturales (algodón, hidrogel, biocelulosa) de textura fina, impregnadas de una esencia altamente concentrada, por lo que los resultados tras su aplicación son muy rápidos.


Al estar bañadas en esencia, su principal función es la hidratación, pero como ya os he dicho, su composición puede abordar diferentes problemas o necesidades: falta de brillo, manchas, arrugas, acné… Si usas más de una mascarilla a la semana, utiliza cada vez mascarillas con diferentes propiedades, hidratantes, calmantes, reafirmantes nutritivas, antimanchas…


Necesitarás de unos 15-20 minutos, en función de lo indique el fabricante, así que busca un momento adecuado para dedicarte ese tiempo de mimo y relax.

OCTAVO PASO: CONTORNO DE OJOS

Debes saber que la piel del contorno de los ojos es especialmente delicada, ya que su grosor es mucho menor que el del resto de la piel de tu rostro. Entre otras cosas, esto hace que el paso del tiempo empiece a ser visible antes que en el resto de la piel de tu cara.


Ahora que sabes que esta zona de tu rostro tiene una piel mucho más fina y por ello más delicada, entenderás que los productos que usas para tu cara, no son aptos para el contorno.


Su principal función es la hidratación de esta zona y el tratamiento de sus problemas más habituales como las bolsas, las arrugas, las ojeras…  En base a eso, deberás elegir el contorno más apropiado para ti.


Una pequeña cantidad equivalente a un granito de arroz será suficiente para ambos ojos. Aplícalo con suaves toquecitos hasta su total absorción. Recuerda no aplicarlo cerca del lagrimal ni directamente sobre el párpado superior, los capilares transportarán los principios activos por toda el área.


Es importante aplicarlo antes de la crema o loción (noveno paso). Las cremas o lociones tienen una textura más densa que los contornos de ojos, de modo que si pones la crema antes que el contorno, ésta podrá por capilaridad llegar hasta los párpados, impidiendo la absorción del contorno.


En este paso podemos incluir también los parches de ojos, que son como unos pétalos de hidrogel con esencia concentrada con ingredientes activos específicos para el contorno. Estos parches, al igual que las mascarillas de hoja, son una ayuda extra, por lo que no son de uso diario obligatorio, a no ser que así lo desees. Una manera de ahorrar tiempo, es usarlos mientras te aplicas una mascarilla facial de hoja.

NOVENO PASO: CREMA / LOCIÓN

La aplicación de crema o loción es otro de los pasos imprescindibles en tu rutina matinal y nocturna. Aportan sobre todo hidratación en profundidad. Como los serums, hay tantos tipos de cremas o lociones como necesidades para tu piel.


¿En qué se diferencian? En su textura. Las lociones tienen una textura más ligera que las cremas, lo que las hace más apropiadas para pieles mixtas o grasas, o durante los meses de verano en zonas de especial humedad medioambiental.


Las lociones son también una alternativa extraordinaria en pieles secas o deshidratadas como paso previo a la crema, para reforzar la hidratación, pudiendo incluso combinar diferentes propiedades complementarias entre la loción y la crema. Como puedes ver, las posibilidades son múltiples.


Puedes usar una crema o loción por la mañana y otra distinta por la noche en función de lo que tu piel te pida, usando productos con principios activos diferentes para abordar problemas distintos. Una crema o loción con filtro solar incorporado por la mañana y otra sin él por la noche, loción por la mañana, crema por la noche, loción por la mañana, loción y crema por la noche,… Tú eliges.


Aplícala con pequeños toques desde el centro hasta el exterior del rostro, sin olvidar el cuello.

DÉCIMO PASO: PROTECTOR SOLAR

Paso sagrado de la rutina de la mañana. Recuerda que aunque no vayas a estar expuest@ a la luz solar de forma directa, solo el hecho de caminar unos minutos hasta la parada del autobús o hacer un pequeño recado supone una exposición solar repetitiva que produce un efecto acumulativo de radiación solar en tu piel.


Lo cierto es que aunque durante los meses de invierno los rayos UV tienen menor intensidad, están igualmente presentes y son los responsables del fotoenvejecimiento, la pigmentación de la piel y de la aparición de cáncer cutáneo.

Asimismo, no olvides que las pantallas de PCs, tablets, móviles, emiten luz azul, que tiene también radiación U.V. Así que nunca, nunca, olvides usar protector solar en tu rutina matinal.


Los encontrarás con diferentes niveles de protección, que elegirás en función del tono de tu piel, el tiempo exposición al sol o la época del año. A mayor índice, mayor protección.


Los protectores solares actualmente han evolucionado mucho, sobre todo en cuanto a texturas y untuosidad. Existen protectores solares con dos tipos de filtros:

  • Filtros minerales o físicos: generan una barrera física que impide el paso de la radiación.

  • Filtros químicos: debes saber que la energía ni se crea ni se destruye, sino que se transforma, y este es el principio fundamental que emplean los filtros químicos. Absorben la radiación y la transforman en otro tipo de energía para que no hagan daño a nuestra piel.

Si tu piel es sensible, mi recomendación es que utilices un protector solar con filtro físico. Si tu piel es grasa o mixta, busca un protector con textura ligera o en gel para que no aporte grasa a tu rostro y te permita maquillarte posteriormente si así lo deseas.


Deberás usarlos diariamente en tu rutina matinal, un poco antes de salir a la calle, aplicándolos por todo el rostro y cuello, con suaves toques.